La última parte de mi reflexión tiene que ver con el deseo que tenemos todos de que el año venidero traiga consigo muchísimas bendiciones. Todos buscamos que eso acurra y, como no tenemos el control sobre los acontecimientos de la historia, nos llenamos de ansiedad por ese tiempo nuevo al que nos enfrentamos. Porque estamos ansiosos, estamos en una constante búsqueda del método para alcanzar la tranquilidad mediante la mínima seguridad de que las cosas van a ser como nosotros las esperamos.
Precisamente, ahí aparecen los agüeros como prácticas en donde encontramos dicha seguridad; pero yo me haría algunas preguntas ¿Si es santo practicarlos? ¿Si son efectivos? ¿Si determinan la historia?
Algunos teólogos modernos piensan, cuando se refieren a la creación, que no hay nada tan sagrado que no tenga algo de profano y nada tan profano que no tenga algo de sagrado; concepto que yo acepto. Lo que pasa es que la sacralidad de las cosas creadas no radica en que puedan tener características de Dios sino en que son creación de Dios. Por otra parte, en el Catecismo de la Iglesia Católica, en el numeral 2113 nos invita, de manera tácita, a no divinizar algo que no es Dios, por muy creación de Él que sea.
Fundamentado en lo anterior, no puede ser santo practicar actos cabalísticos con motivo del inicio del año, primero porque profanamos lo que de sagrado tengan las cosas creadas por Dios, segundo porque caeríamos en idolatría y tercero porque desplazaríamos a Dios de la historia, que es también creación suya, para dar paso a otras cosas que supuestamente la predeterminan.
Respecto a la efectividad y predeterminación de la historia, del uso de los agüeros, con todo respeto tengo que decir algunas cosas que presentaré de manera jocosa:
En el último día del año que termina y, en algunas casas, en la media noche muchas personas hacen “limpiezas” con inciensos y sahumerios para sacar de la casa las malas energías y los malos espíritus, de modo que el nuevo año comience libre de malas influencias. Sin embargo, con el pasar del tiempo las “malas energías” siguen rigiendo la casa ¿Qué pasó? Que tal práctica no sirvió porque la buena energía tiene un solo origen: el corazón del hombre que ama. Pero no le quitemos todo el beneficio al sahumerio, la verdad si tiene una utilidad muy conveniente porque por medio de él se pueden espantar los moscos y los sancudos de nuestras casas.
Cuando nos estamos poniendo el atuendo para el fin de un año y el inicio del otro, otra costumbre es ponerse ropa interior de color amarillo para atraer la prosperidad y para tener suerte en los temas del amor. Esta práctica inició siendo característica en las mujeres pero se ha ido expandiendo a los hombres. Pues bien, conozco a muchas personas que no han tenido dicha sentimental y que todos los 31 se ponen los cucos amarillos.
¿Cómo serían efectivos los cucos amarillos?
La respuesta es sencilla, póngase los cucos amarillos que mejor le queden pero póngaselos sin falda; muy seguramente algún príncipe azul le verá sus cucos y se enamorará de usted.
En la media noche muchos se disponen a usar los agüeros que les han venido por tradición cultural y familiar, entre ellos están:
a. Comer doce uvas rápidamente mientras suenan las doce campanadas del reloj: primero que todo, no todo el mundo puede practicar esta costumbre porque no todos tienen reloj de pared que le toque campana doce veces. Segundo: los gastroenterólogos dicen que uno tiene que masticar bien para evitar la gastritis, entonces lo que entrega la práctica de las doce uvas es una inmensa probabilidad de que el año que comienza tenga problemas gástricos.
b. Algunas otras personas utilizan las lentejas y otros granos como mecanismo para atraer prosperidad; algunos tiran dichos granos y otros los dejan expuestos en diversos recipientes. No sé qué tan próspero sea botar la comida y además lo único que sé que atraen los granos es las cucarachas y los ratones.
c. Hay quienes se bañan con leche, es decir, llenar una bañera de leche y se meten en ella. Estas personas no tienen que hacer nada para ser prósperos porque ya los son pues la leche subió de $200 quedando a $1900 el litro, si uno tiene el suficiente dinero para comprar la cantidad de leche como para llenar una bañera ¿para que pide dinero si ya lo tiene? Sin contar que es pecado gastar la leche en eso cuando hay personas menores que están condenados a ser mayores con osteoporosis porque no consumen la leche que les suministra el calcio.
d. Muchos se bañan con diferentes cosas a la medianoche (champaña, rosas, etc.) para lograr mejor suerte. Lastimosamente, lo único que logran es una gripa.
e. No falta quien dé la vuelta a la manzana con las maletas para augurarse un año lleno de viajes: es una práctica buena, no para los que la hacen sino para los que la miran, porque se burlan de los que la hacen.
En síntesis, los agüeros son prácticas que, además de inútiles, son pecaminosas porque nos ponen en la posición de quien peca por adivinación, hechicería e idolatría; que son pecados contra el primer mandamiento. Y sería una lástima que el deseo de iniciar bien el año termine con la certeza de que lo hemos comenzado cometiendo pecados; y más lastimoso aun sería quitarle el dominio de la historia al dueño de la historia.
Todos tenemos el derecho a estar ansiosos por el tiempo que ha de venir, es natural del hombre, pero manejemos la ansiedad y preparémonos de la mejor manera.
· Tengamos siempre presente que el dueño de la historia es Dios, entonces pongámonos en sus manos para que Él nos lleve por el tiempo nuevo fortalecidos de modo que las muchas alegrías no nos eleven hasta perdernos de la realidad y las muchas tristezas no nos tumben hasta destruir la vida.
· Practiquemos como rito de fin de año la oración en familia, dicho rito es bien efectivo porque renovamos la conciencia de que Dios está en la historia y que no nos abandona nunca.
· La mejor manera de recibir el año es hacerlo con el corazón limpio, entonces no está de más que se acerquen al confesionario para hacer un buen lavado del corazón.
· Recordemos que la historia no está construida, hay que irla construyendo, labrándola con paciencia, con alegría y poniendo en ella todo nuestro empeño. La fortuna, la verdadera fortuna es aquella que viene porque pongo todo de mí para que las cosas salgan bien; puede que muchas veces no resulten como lo esperaba, pero soy afortunado porque lo dejé todo en la construcción de mi vida.
Terminada mi reflexión, no me queda más que desearles inmensas bendiciones para el año que entra y pedir por usted para que el Señor de la historia les conceda dicha y felicidad.
FELIZ AÑO NUEVO 2012
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