JUAN 6, 22-29.
"La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que
Él ha enviado"
Por gracia de Dios, nuestros padres nos dieron la fe como un regalo, desde el mismo momento que decidieron bautizarnos. ese regalo fue fundamentado con las maravillosas minucias que corresponden a las afirmaciones que a todos nos enseñaron: creemos en "la Santísima Trinidad, tres personas distintas y un solo Dios verdadero", creemos que "Jesús es el Señor" y que "la Virgen María es Madre de Dios y Madre nuestra", etc.
Pero según la afirmación que nos encontramos en el final del Evangelio que proclamamos hoy en la Eucaristía, la fe, además de ser un Don, es un trabajo que, como todo trabajo, necesita esfuerzos y trae detrás de sí frutos, que a mi manera de ver son frutos de Santidad. si las cosas son así, a trabajar se dijo; tenemos la materia prima que es la fe entregada por nuestros padres, nos toca ser obreros de ella para que de los frutos esperados.
Propongo entonces algunos pasos para la labor propuesta por el Evangelio:
- Creer en Jesús Resucitado: es necesario poner la fe en el resucitado, no podemos creer en un Dios que se quedó muerto. el nuestro es un Dios, Mesías, Resucitado.
- Poner la confianza en Jesucristo: hacerlo el Señor de la vida y de la historia. no puede ser que tengamos en la mente y el corazón la certeza de que Jesús es el Señor y, al mismo tiempo, mostrar absoluta desconfianza mediante comportamientos supersticiosos, adivinatorios, hechiceros.
- fortalecer la fe:
- con la oración que me pone en la posición de quien quiere encontrarse con el Señor, conocer de Él y fortalecer mi confianza en Él.
- Con la Eucaristía: recuérdese que los discípulos de Emaús reconocieron al Señor en el momento en que partió el pan.
- Con la preparación: es necesario que el nimio conocimiento que nos viene de la infancia crezca y para ello es necesario que nos preocupemos por conocer más. es de mi pensar que quien conoce su fe, se arraiga en ella. Yo los invito para que se acerquen a los grupos parroquiales, a los cursos de temas bíblicos y doctrinales y que pongan mucho cuidado a las predicaciones. Dando fundamento a la fe, ella se hace más fuerte.
- Por último, el trabajo de la fe, es necesario que se divulgue: la fe no es una cosa que se queda en la intimidad de la persona; los que creen se reunen para hacer vida de fe, para celebrar la fe. si conocemos a Dios, si sabemos que Jesús es el Señor, sería un pecado de omisión no dar testimonio de lo que se cree y un pecado de egoísmo no compartir la fe con una comunidad.
A TRABAJAR PUES CON GANAS.
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