viernes, 27 de septiembre de 2013

A PROPÓSITO DEL TEMA DE LA UPB




Después de escuchar: la denuncia de Vicky Dávila sobre el pago de dinero para cambiar las notas en el sistema de la universidad y la entrevista que le hacen a la ministra de educación; y, después de leer la información sobre la posible intervención de la fiscalía, de me hago varias preguntas:

¿será que no había otro vocero de la universidad que fuera más ducho para tratar esta entrevista, de modo que no se dejara enredar por esa señora? ¿no sería mejor si el comunicador fuera más seguro a la hora de hablar de los delitos, de los implicados y de las acciones de la universidad? ¿será que mi amigo Juan Pablo Barrientos, que fue alumno y docente de la UPB, sintió, en su periplo por la misma, que las cosas se manejaban de la manera que el denuncia cuando dice que no puede creer que un funcionario que llevaba 10 años en la universidad sólo se le ocurriera cambiar notas en marzo de este año? ¿qué tienen que hacer los estudiantes en las aulas de clase, estudiar o engrandecer el indice de audiencia de la FM? ¿por qué no se revelan las supuestas fuentes que dicen que son cientos de personas las implicadas en esto?

También quiero hacer unas reflexiones al respecto:

La diferencia entre la denuncia y la  entrevista con la ministra es que, en la primera se encontraron con un tonto funcionario de la universidad que no fue capaz de hablar con claridad y seguridad frente a una falta disciplinaria, que a su vez es un delito; mientras que, en la segunda se encontraron con una ministra de educación que no se dejó envolver en la intriga periodística. La falta de seguridad del vocero llevó a que los entrevistadores lo volvieran ropa de trabajo y, junto con él a la universidad. el talante de la ministra llevó a que el tema, que empezó en laureles en laureles, terminara en Sabaneta con el problema de la universidad San Martín.

No entiendo por qué se da credibilidad a una fuente anónima y no a la misma universidad; hasta donde tengo entendido los archivos de estudiantes están dentro de la universidad, los computadores con las bases de datos están en la universidad y los que tienen la obligación de investigar son los peritos de la universidad. Luego, la fuente fidedigna es la universidad. Si hay otra fuente distinta a la universidad, sólo es creíble en la medida en que se identifique para saber la pertinencia de sus afirmaciones.

A mi me parece, siendo un pobre teólogo salido de esta universidad que, no tiene idea de política, comunicación o derecho, que hay una gran diferencia entre prudencia y ocultamiento de información: en la primera se ocultan las cosas para no obstaculizar un proceso iniciado, para proteger relaciones que se pueden ver afectadas o para proteger la honra y la buena fama (en este caso de la universidad. Pero, también de muchas personas que estudiamos o somos graduadas de esa institución). La segunda no es más que un ocultamiento sistemático que lo único que hace es eso: ocultar.

Encuentro muy interesante que los jueces protejan el sumario, que los gobernantes de las naciones tengan secretos de estado, que las empresas tengan secretos corporativos, todos estos sin ser catalogados de ocultadores; y que una universidad que se toma la libertad de no hacer público un problema para tratarlo de la mejor manera posible, ahora se le catalogue de cómplice de un delito porque no ha hecho todavía una denuncia.

Estoy de acuerdo en que los implicados en este tema tienen que ser castigados, con los castigos disciplinarios por parte de la universidad y con la imputación penal por parte de las autoridades. Lo que sí no me parece correcto es que se esté presionando un proceso que es de tratamiento exclusivo de la universidad. Cuando la universidad llegue al final del proceso y resulte que los implicados no fueron sancionados ni denunciados, entonces sí es el momento de intervenir para que no haya impunidad.